Política Matriarcal

Traducido por Erika Lulis y Adriana Martínez

 

 

Los matriarcados no son lo contrario del patriarcado, donde las mujeres dominan a los hombres, como lo quiere el malententido general. Los matriarcados son sociedades matricentradas que están basadas en valores maternales: maternidad, amamantar, cuidar, proteger, apoyo mutuo, asegurar la paz mediante negocación, etc. Estos son valores  para todos, para madres y no madres, para mujeres y hombres igualmente. Las sociedades matriarcales precisamente se basan en los valores y labores maternales, por eso son aún más realistas que los patriarcados, pues se orientan a la necesidad y no al poder. Sus motivos principales se inclinan a satisfacer a lo máximo las necesidades de todo mundo. De esta manera viene la maternidad, como hecho biológico, a transformarse en un modelo cultural.

 

Este es el tema de la Ciencia Matriarcal Moderna, que examina y describe las sociedades matriarcales del pasado y del presente. Ellas existían y siguen existiendo en todo el mundo. Ninguna de ellas sólo es lo contrario del partriarcado, como se piensa en común. En vez de ello se trata en dichas sociedades de establecer la completa igualdad entre los sexos. Esto significa que no existen jerarquía alguna, ni clases, ni dominio de un sexo sobre el otro. Sin embargo, esa igualdad en las sociedades matriarcales no significa la nivelación completa de todas las diferencias. Las diferencias naturales entre los sexos y las generaciones son respetadas y honradas. Pero nunca se usan para establecer jerarquías como se acostumbra en el patriarcado. Los diferentes sexos y generaciones mantienen cada uno de ellos su dignidad y cooperan en sus radios de acción complementarios en perfecta armonía. Esto se ve en todos los niveles de la sociedad: en los sociales, económicos y políticos, y en la visión mundial y religiosa.

 

Día a día se muestra que este modelo cultural del matriarcado completamente diferente, tiene gran importancia para el futuro de las mujeres, de las madres y de la humanidad entera. Por eso haré propuestas de nuevas sociedades matricentradas e igualitarias para mostrar cómo éstas podrían establecerse.

Naturalmente no podemos imitar a las sociedades matriarcales tradicionales,- eso sería una utopia abstracta- pero sí podemos lograr por medio de ellas muchos conocimientos e impulsos que han existido ya durante muchos miles de años. Para todos los que quieren poner en práctica nuevos modelos matriarcales, estas propuestas pueden ser un punto de partida, pues se necesita una visión clara que nos ofrezca un camino claro a seguir para que la práctica de estos modelos sea eficiente y duradera.

 

En el nivel social se trata de salir de la continua fragmentación social que forza a los seres humanos a llevar una vida aislada y solitaria. Así ellos se tornan enfermizos y destructivos, siendo esto un ambiente óptimo para la guerra y la violencia. Se trata de formar comunidades distintas por elección de afinidades, ya sean estas, comunidades de convivencia, comunidades de barrio y de redes. Las comunidades por elección de afinidades no se forman sólo por tener intereses comunes. Tales comunidades se forman y desaparecen rápidamente. Una comunidad por elección de afinidades se basa en una conformidad espiritual-intelectual, formándose así un clan simbólico que tiene más conección que cualquier otro grupo de intereses.

El principio matriarcal inherente a este tema es que tales clanes por elección de afinidades son iniciados, llevados y dirigidos por mujeres. Las necesidades de las mujeres y de los niños  que son el futuro del mundo, son la norma y no los sueños de poder y potencia de los hombres. Los hombres, sin embargo son completamente integrados en los nuevos Matri-Clanes, pero de acuerdo a un sistema de valores diferentes, es decir, valores que se orientan hacia el cuidado y el amor mutuo en lugar de hacia el poder.

 

En el nivel económico cada aumento de crecimiento industrial “en grande”, de militarismo y por consecuencia de dicho “nivel de vida” sería imposible, teniendo en cuenta el peligro que se corre de destrozar completamente la biósfera de la tierra mediante este desarrollo.

En este caso existe como alternativa la perspectiva de subsistencia como forma económica de las unidades locales y regionales, que significaría la independencia económica de la gente. Las unidades de subsistencia funcionan administrándose una economía independiente, es decir con autonomía, siendo la calidad de vida lo primordial antes que la cantidad. Eso no significa que solamente se dedique a la agricultura y a la horticultura, sino que también habría comunicación regional, o sea, actividades comerciales, tecnología y artes. Incluso la “High Technology” moderna podría producirse a nivel regional si los monopolios de los consorcios trasnacionales fueran prohibidos. Estos consorcios quieren que la población mundial dependa de ellos, no sólo de sus tecnologías sino también del agua y se sus alimentos, de las necesidades de vida básicas de los seres humanos que están monopolizándo. ¡Esto tiene que acabar definitivamente!

La regionalización de la agricultura y del comercio a favor de las mujeres y sus familias/clanes, es un principio matriarcal, puesto que son ellas las que portan la vida humana en la tierra.

 

A nivel de tomar decisiones políticas, el principio del consentimiento matriarcal es imprescindible para una sociedad verdaderamente igualitaria. Este principio puede realizarse aquí y ahora, inmediatamente y por todas partes, siendo en fin el principio propulsor por sí para la formación de comunidades matriarcales. Establece el equilibrio entre mujerers y hombres, pero también entre las generaciones, pues tanto la gente vieja como la gente joven puede hacer uso de la palabra por igual. Además este principio es democrático en su propio sentido, puesto que cumple con lo que promete, lo que la democracia formal no hace. Según este principio, las pequeñas unidades de los Matri-Clanes nuevas son las que en realidad toman la decisión. Todos los movimientos arriba mencionados tratan de practicar ese principio más o menos y han adquerido así muchas experiencias.Para establecer este principio de consentimiento en el futuro, hay que desarrollar un sistema de pequeños y grandes  grupos de ascesoramiento que estén conectados entre sí, para tomar decisiones tanto a nivel local como regional. El principio de consentimiento no puede ser practicado más allá de la región. Sin embargo son las regiones prósperas e independientes la meta política.

 

En el nivel espiritual y cultural es imprescindible abandonar toda aquella religión que tenga un concepto de un dios trascendente y despedirse de una verdad absoluta, que desprecie al mundo, a la tierra, a los seres humanos y especialmente a las mujeres. En lugar de eso se trata de llevar a cabo una nueva “santificación de la tierra” según la idea matriarcal, de que el mundo completo con todo lo que se encuentra en él o sobre él, es divino. Esto implica que se honre o se celebre el mundo visible y la vida en sí de una manera libre nueva y creativa. Así la espiritualidad matriarcal puede penetrarlo todo y a cada uno, convirtiéndose de nuevo una parte normal de todos los días.